Se llama Bud Spencer
pero jamás conoció el cine.
Era apenas el cartero
Entre tu éxodo y mi énfasis.
Yo buscaba un lápiz feroz para escribirte
un lunes para sorprenderte
un uniforme para su oficio.
El sólo tenía que repetir dos líneas,
como a quien se le ocurre de repente el mar,
apenas viera llegar
la madera breve de tus ojos.
Durante una época fue un cartero exitoso casi un buen final de Hollywood.
Hasta que vino la rara vida
a escribir sus propios parlamentos
a violar la correspondencia privada
a convertir al cartero
en un telegrama oscuro
de esos que ya no vale la pena leer
de tantos días que tienen
en el charco de la última gaveta.
Se llama Bud Spencer
pero nunca se pareció al cine.
Era apenas un extra
en el ensayo general de la derrota.
L.P.
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